"Triana, heredero de una tradición botánica". 2014 |
Sin duda, José Jerónimo Triana fue el botánico colombiano más importante del siglo XIX. No obstante, pese a que sus trabajos sobre la flora del trópico constituyen un patrimonio único y excepcional, son poco conocidos fuera de la academia.
Precisamente por ello, la Universidad Nacional de Colombia intentó revertir esta situación por medio de la exposición “José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica”.
“Triana conecta con la Expedición Botánica”, asegura Edmon Castell, director de Museos y Patrimonio Cultural (SPM), para indicar que este científico da continuidad a la tradición iniciada por José Celestino Mutis. Triana formó parte de la Comisión Corográfica, empresa científica que se encargó de describir al país desde el punto de vista geográfico, social y cultural; y mientras vivió en París dio a conocer la biodiversidad colombiana en los círculos científicos europeos.
El legado de Triana
“Su principal legado, en términos patrimoniales, está en el reconocimiento y afirmación del país en su biodiversidad, mediante la elaboración de un gran inventario y la catalogación de plantas del trópico, que se recoge en su Prodromus, obra que ofrece un extraordinario panorama de la variedad de familias y especies vegetales con que cuenta el país, algunas de las cuales están extintas o en peligro de desaparecer”, resaltó la investigadora Ruth Acuña en la inauguración.
“La presencia de los líderes es evidencia de un proceso de empoderamiento con el Museo [de la Casa Museo del Salto Tequendama]”, expresó María Victoria Blanco, de la Fundación el Porvenir, organización que gestiona la recuperación de esta emblemática zona del río Bogotá. “Este es un homenaje a Triana, pero también al profesor Santiago Díaz Piedrahita, uno de los botánicos más importantes del siglo XX, quién falleció el pasado mes de marzo”, agregó.
La exposición presenta una mirada múltiple de este experto y explora sus facetas como científico, médico y cónsul. Ello, para “mostrar su carácter pionero y moderno. Él conjugaba la pasión por conservar y divulgar [...] La suya era una actitud moderna”, explica el profesor Castell. El continuador de Mutis.
Precisamente, la exposición "José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica" presentaba una mirada múltiple de este experto y explora sus distintas facetas como científico, médico y cónsul.
José Jerónimo Triana, 1828-90
“José Jerónimo Triana nació en Bogotá un 22 de mayo de 1828. Su nacimiento se produjo doce años después de darse por finalizada la Expedición Botánica y veinte después de la muerte de Mutis. De alguna manera, Triana habría de ser su continuador, si por ello se entiende su entera dedicación a la botánica”, aseguraba Ruth Acuña Acuña. Pero, de acuerdo con la investigadora, paradójicamente Triana no tuvo noción de la magnitud del trabajo de Mutis hasta que en 1866 visitó el Real Jardín Botánico de Madrid, en España, donde actualmente se encuentran las láminas de la expedición.
“Los conocimientos de Triana provienen, en sus primeros años, de Francisco Javier Matís, destacado pintor de flores de la expedición y botánico a fuerza de curiosidad, y de algunas lecciones recibidas por el profesor Francisco Bayón”, puntualizó Acuña.
Integrante de la Comisión Corográfica
Su aprendizaje se consolida con su participación, en 1851, en la Comisión Corográfica (1850-59). Allí, fue contratado para examinar, clasificar y dar el nombre a las plantas coleccionadas en los recorridos trazados. También debería realizar un herbario con sus respectivas catalogaciones. El experto bogotano hizo parte de la Comisión hasta 1856. Según el profesor Santiago Díaz Piedrahita, entregó al gobierno nacional más de 50.000 registros por especie, a aproximadamente 8.000 números de colección.
El herbario comprendía 38 volúmenes de especímenes, acompañados por un catálogo de 196 páginas con descripciones completas y tablas de clasificación. Estos materiales fueron el insumo principal para que, por gestiones del padre Enrique Pérez Arbeláez, se creara el Herbario Nacional Colombiano y el Instituto de Ciencias Naturales de la UN.
La vida en París
En 1857, el gobierno nacional le ofreció a Triana un trabajo en Europa por dos años. Allí se encargaría de dar a conocer los productos naturales y la flora colombiana, además de elaborar una publicación sobre las plantas útiles de la Nueva Granada y su aplicación en la medicina, la industria, las artes y el comercio.
La vida en París
En 1857, el gobierno nacional le ofreció a Triana un trabajo en Europa por dos años. Allí se encargaría de dar a conocer los productos naturales y la flora colombiana, además de elaborar una publicación sobre las plantas útiles de la Nueva Granada y su aplicación en la medicina, la industria, las artes y el comercio.
El experto se dio cuenta que faltaba mucho trabajo previo para cumplir con las obligaciones contraídas con el gobierno. Entonces, tuvo que comenzar desde ceros, pero en Bogotá lo presionaban para que cumpliera los plazos. Esto hizo que mientras realizaba un trabajo de investigación y publicaciones en francés, que le valió reconocimiento en la comunidad científica europea, le retiraban por prolongados períodos de tiempo los apoyos económicos necesarios para sobrevivir.
Fue así como se dedicó a la industria farmacéutica aprovechando sus amplios conocimientos. “Su familia logró sobrevivir gracias a la venta de los remedios que Triana elaboraba con flora del trópico y de parches para la curación de heridas y callos. Sus fármacos pronto adquirieron renombre”, explicó la investigadora Ruth Acuña. La situación familiar mejoró cuando en 1874 le ofrecieron el consulado de Colombia en París, cargo que ocuparía hasta su muerte, el 30 de octubre de 1890.
Un montaje del programa Ida y vuelta
La exposición "José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica" fue un proyecto museográfico desarrollado por el Instituto de Ciencias Naturales (ICN), el Archivo Central e Histórico (DAC) y el Sistema de Patrimonio y Museos (SPM) de la Universidad Nacional de Colombia.
El montaje de esta exposición en la Casa Museo del Salto Tequendama hizo parte del programa Ida y Vuelta, un programa de itinerancia y montaje de exposiciones implementado por el SPM..
"Ida y vuelta" respondía no sólo a un modelo de gestión descentralizado del patrimonio cultural sino también a un modelo interpretativo que, en el medio plazo, trató de generar y desarrollar una cultura para los museos de la UN con una personalidad propia.
El programa de itinerancia de exposiciones que, entre el 2008 y el 2014, impulsó el Sistema de Patrimonio y Museos de la Sede Bogotá entre el 2009 y el 2014, se convirtió, de facto, en un nuevo modelo de gestión que operaba con el rico y relativamente desconocido patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia, recomponiendo algunos de sus elementos en formas nuevas y lo redireccionaba hacia nuestro presente.
En total, entre 2008 y 2014, se implementaron 164 montajes museográficos en espacios no convencionales en distintos municipios de Colombia y Perú.
Pensado como una “utopía práctica”, el despliegue progresivo del programa "Ida y vuelta", más allá de los más de 150 montajes en Colombia, se tradujo, sin duda, en una mayor incidencia social, visibilidad, institucionalización, gobernabilidad así como articulación del rico y diverso patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia..
El último montaje del programa "Ida y vuelta" se implementó en Tumaco en diciembre del año 2014.
Tags: Ida y vuelta; Proximidad.
La dirección del montaje museográfico y escenografía de la exposición 'José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica' en la Casa Museo del Salto Tequendama estuvo a cargo de Edmon Castell, geógrafo y museólogo, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.Año de implementación: 2014
"Legado de Triana llega al Salto del Tequendama"
ResponEliminaAgencia de Noticias UN. Bogotá, 26 de junio de 2014
José Jerónimo Triana fue el botánico colombiano más importante del siglo XIX. Pese a que sus trabajos sobre la flora del trópico constituyen un patrimonio único y excepcional, son poco conocidos fuera de la academia. La Universidad Nacional de Colombia intenta revertir esta situación por medio de la exposición “José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica”, inaugurada en la Casa Museo del Salto del Tequendama, a las afueras de Bogotá, con la presencia de aproximadamente 30 líderes comunitarios de diferentes localidades. “Triana conecta con la Expedición Botánica”, asegura Edmon Castell, director del SPM, para indicar que este científico da continuidad a la tradición iniciada por José Celestino Mutis. Triana formó parte de la Comisión Corográfica, empresa científica que se encargó de describir al país desde el punto de vista geográfico, social y cultural; y mientras vivió en París dio a conocer la biodiversidad colombiana en los círculos científicos europeos. “Su principal legado, en términos patrimoniales, está en el reconocimiento y afirmación del país en su biodiversidad, mediante la elaboración de un gran inventario y la catalogación de plantas del trópico, que se recoge en su Prodromus, obra que ofrece un extraordinario panorama de la variedad de familias y especies vegetales con que cuenta el país, algunas de las cuales están extintas o en peligro de desaparecer”, resalta la investigadora Ruth Acuña. “La presencia de los líderes es evidencia de un proceso de empoderamiento con el Museo”, dice María Victoria Blanco, de la Fundación el Porvenir, organización que gestiona la recuperación de esta emblemática zona del río Bogotá. “Este es un homenaje a Triana, pero también al profesor Santiago Díaz Piedrahita, uno de los botánicos más importantes del siglo XX, quién falleció el pasado mes de marzo”, agrega. La exposición presenta una mirada múltiple de este experto y explora sus facetas como científico, médico y cónsul. Ello, para “mostrar su carácter pionero y moderno. Él conjugaba la pasión por conservar y divulgar, tal vez sin proponérselo. La suya era una actitud moderna”, explica el profesor Castell [...]
“La presencia de los líderes es evidencia de un proceso de empoderamiento con el Museo [de la Casa Museo del Salto Tequendama]”, expresó María Victoria Blanco, de la Fundación el Porvenir, organización que gestiona la recuperación de esta emblemática zona del río Bogotá. “Este es un homenaje a Triana, pero también al profesor Santiago Díaz Piedrahita, uno de los botánicos más importantes del siglo XX, quién falleció el pasado mes de marzo”, agregó.
ResponElimina"El mapa de Colombia que dibujan las exposiciones".
ResponEliminaBogotá DC, 5 de septiembre de 2014. Agencia de Noticias UN.
El equipo de trabajo de la Dirección de Museos y Patrimonio Cultural de la UN gestiona y despliega diversos proyectos museográficos en tres ámbitos de influencia: el campus, la ciudad y las regiones. Se trata de museólogos con un amplio sentido de la geografía. Como en la época en que descubridores y conquistadores se adentraban en la inhóspita y virgen tierra americana, ellos van hasta el rincón más alejado del país llevando cultura a esas comunidades olvidadas, muchas veces perdidas en el mapa. Es su forma de hacer patria. Su campo de acción natural es la Ciudad Universitaria de la Sede Bogotá, el campus capitalino de la UN. Allí desarrollan toda suerte de acciones encaminadas a la puesta en valor y la apropiación social del variado y complejo patrimonio cultural que poseen: desde los 17 edificios declarados Bien de Interés Cultural (BIC), pasando por sus museos y colecciones, hasta el legado académico de los científicos e intelectuales que pasaron por sus aulas [...] En 2006, el Gobierno cedió el Claustro de San Agustín a la UN y casi desde entonces funciona como espacio expositivo y sede del Sistema de Patrimonio Cultural y Museos, antecedente directo de la DMPC. Según Carlos Diazgranados, coordinador del área de museografía, los proyectos que allí se desarrollan tienen como objetivo proyectar el patrimonio y el conocimiento generado por la comunidad universitaria a públicos más amplios. Muestra de ello son las exposiciones “Colombia en tiempos de la Gran Guerra” y “Saberes de pupuña. El chontaduro en la Amazonia”. La primera presenta el análisis de la Primera Guerra Mundial desde el Departamento de Historia de la UN, pues lo consideran un período de suma importancia para este país, inmerso en un proceso de paz. La segunda abre un nuevo ciclo museográfico que busca recuperar saberes ancestrales, pues, según el profesor Edmon Castell, director de Museos y Patrimonio Cultural, “sin memoria no hay innovación”. Así, desde este edificio del siglo XVIII, ubicado en el centro histórico y corazón cultural de Bogotá, se puede decir que la ciudad es el segundo ámbito de acción. Así lo confirman las 38.849 personas que los visitaron durante el años pasado. En 2009, nació el programa Ida y Vuelta [...]. “El propósito era divulgar el patrimonio de la universidad y consolidar un mapa de espacios museográficos”, asegura William Medina, profesional a cargo de la iniciativa. Son proyectos de bajo presupuesto, prácticos y adaptables, que abordan las diferentes condiciones de la geografía. Sobresale la exposición “Mariposas de la Orinoquia”, que en el 2012 se instaló en Quibdó, Buenaventura, Guapi y Tumaco, llevando una muestra de la riqueza biológica del oriente colombiano a la región pacífica. Algo así como conectar al país de extremo a extremo por medio de su diversidad. Ese mismo año comenzó la travesía de “Once mil metros por segundo” por bibliotecas pública en zonas de frontera como Leticia, Arauca, Tumaco, San Andrés y Valledupar [...] Se trata de un programa de promoción de la lectura a través del acercamiento a la ciencia ficción. El profesor Edmon Castell resalta que programas como este son el primer contacto con la Universidad para algunos grupos o comunidades locales en Colombia. “El primer contacto y, posiblemente, el último o el único. En este sentido, la interacción social y transferencia territorial de conocimiento que se logra a través de esta gestión museográfica es, de alguna forma, la materialización de la extensión, la tercera misión, al 100 %”. “Con Ida y Vuelta buscamos una verdadera presencia nacional, que la universidad llegue a los rincones más alejados del país, donde no hay museos y nunca antes había montado una exposición”, concluye Diazgranados. Es una deuda histórica con las regiones, que estos museólogos tratan de resarcir desplegando su creatividad, dibujando el mapa de Colombia con sus exposiciones.
"Los animales y plantas que tiene el Salto del Tequendama"
ResponEliminaEl Tiempo [por UNAL]. 28 de junio 2019
Recientemente, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano, señaló que este lugar, ubicado a 30 minutos de Bogotá en carro, “debe ser un patrimonio protegido, restaurado y conservado porque el Salto del Tequendama es un indicador fundamental de lo que pasa en la cuenca alta del río Bogotá”. Para Germán Amat, entomólogo y profesor del ICN, esta declaratoria significa la preservación de las especies que aún están presentes allí y una garantía para que se conserven núcleos de alta diversificación. Él y su grupo de trabajo se llevaron una sorpresa al identificar 120 especies de insectos y 50 de arácnidos en esta región del Tequendama. Encontraron libélulas, grillos, mantis, cucarachas, chinches, cigarras, mariquitas, saltahojas, escarabajos, gorgojos, avispas, abejorros, moscas y mariposas, entre otros especímenes. “El hábitat de esos grupos de animales es la vegetación original que rodea al Salto, donde hay escarabajos “ciervos”, que por ser muy vulnerables se han extinguido con la pérdida de cobertura forestal”, comenta el docente. A estos escarabajos se suman otros grupos de artrópodos que todavía están presentes en las áreas aledañas a la región del Tequendama, como los escarabajos fruteros y rinocerontes, además de gorgojos y mariquitas, estos últimos muy importantes para preservar la estructura trófica de los ecosistemas de humedad. “Si con el tiempo se aíslan algunos hábitats cercanos se pierden los corredores biológicos que permiten flujos de poblaciones y movilidad de especies que aseguran el sostenimiento de estas especies con flujo y variabilidad genética. Si se insularizan, estas poblaciones quedarán aisladas completamente y no tendrán mucha viabilidad desde el punto de vista de la conservación biológica”, afirma el docente Amat [...] la amenaza más grande es que se siga perdiendo la conectividad entre la vegetación natural [...]. A esa alarmante amenaza se suman las influencias indirectas derivadas de las actividades humanas, entre ellas la contaminación, el mal manejo de residuos sólidos, e incluso las vías de acceso donde los animales se ven en riesgo por el incremento del tráfico vehicular. Esta primera entrega, realizada a finales de 2018, es solo una pequeña parte de lo que se puede hallar en esta zona de más de 100.000 m2 y una impactante caída de agua de 157 m de altura. La docente señala que desde el ICN se evalúa una segunda fase de inventario en la que se estudiarían las aves, los anfibios y reptiles que habitan este lugar. / Garantía de preservación / Para María Victoria Blanco, directora ejecutiva de la GEP, esta declaratoria “le abre una puerta a lograr un respeto mucho mayor por este ecosistema”, y a que se acceda a programas y proyectos que den un mayor aval desde la perspectiva de conservación, para “lograr que el Salto de Tequendama, la Casa Museo, sus bosques anexos y toda la flora y fauna que están allí sean protegidas y respetadas”. “Nosotros empezamos una serie de alianzas con diferentes entidades para lograr que en el fallo de segunda instancia para la recuperación del río Bogotá se incluyera el Salto del Tequendama, y lo logramos”, señala. Recuerda además que “en la sentencia de primera instancia se ordenó la recuperación del caudal del Salto del Tequendama y en segunda se habla de la declaratoria como Patrimonio Cultural y Natural de Colombia, lo que nos va a proporcionar más herramientas para proteger el lugar”. Cabe recordar que mediante la resolución de 3335 la Casa Museo y su zona de influencia se declaró como Bien de Interés Cultural de la Nación. La declaratoria de Patrimonio Cultural por parte del Ministerio de Cultura, en septiembre de 2018, se logró en buena parte gracias al trabajo desarrollado por la Dirección de Museos y Patrimonio Cultural, encargada de asesorar todo el proceso museográfico de la Casa, proceso liderado especialmente por el profesor Edmon Castell, de la Facultad de Artes de la UNAL.