dimecres, 29 de maig del 2019

HORMIGAS EN MEDELLÍN

"Hormigas" en Medellín (Sandra Ardila)
LAS "HORMIGAS ANDARIEGAS" DEL SPM
En el año 2010, la exposición Hormigas, realizada por el Sistema de Patrimonio Cultural y Museos (SPM) y el Museo Entomológico UNAB de la UN, llegó a la Sede Medellín luego de viajar por Leticia (Amazonas), Juradó (Chocó) y Tumaco (Nariño), municipios en los que dejó un legado de conocimiento a las poblaciones de estos apartados lugares del país.
Una exposición itinerante
La muestra hacía parte del programa Ida y Vuelta, un plan itinerante de exposiciones implementado por el SPM y que por primera vez llegaba a la Sede Medellín.

Hormigas fue una exposición realizada de forma conjunta del Museo Entomológico UNAB y el SPM, llevada a diferentes lugares del país con el propósito de mostrar la fascinante y desconocida vida de estos insectos sociales. Sus particulares comportamientos, características, hábitat, la cuidadosa distribución y especialización de su trabajo son algunos de los aspectos que los usuarios de la Biblioteca Efe tuvieron la oportunidad de conocer. 
“Esta es una oportunidad excelente para brindarle a la comunidad universitaria de la sede la posibilidad de conocer otras colecciones, ya que siempre hemos estado muy circunscritos a lo local, pero desconocemos la inmensa riqueza que tiene la Universidad en otras sedes” afirmaba Yardley Saldarriaga, directora del Departamento de Bibliotecas de la UN en Medellín.


El programa Ida/Vuelta

"Ida y vuelta" respondía no sólo a un modelo de gestión descentralizado del patrimonio cultural sino también a un modelo interpretativo que, en el medio plazo, trató de generar y desarrollar una cultura para los museos de la UN con una personalidad propia.

El programa de itinerancia de exposiciones que, entre el 2008 y el 2014, impulsó el Sistema de Patrimonio y Museos de la Sede Bogotá entre el 2009 y el 2014, se convirtió, de facto, en un nuevo modelo de gestión que operaba con el rico y relativamente desconocido patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia, recomponiendo algunos de sus elementos en formas nuevas y lo redireccionaba hacia nuestro presente.


En total, entre 2008 y 2014, se implementaron 164 montajes museográficos en espacios no convencionales en distintos municipios de Colombia y Perú.


Pensado como una “utopía práctica”, el despliegue progresivo del programa "Ida y vuelta", más allá de los más de 150 montajes en Colombia, se tradujo, sin duda, en una mayor incidencia social, visibilidad, institucionalización, gobernabilidad así como articulación del rico y diverso patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia.

El último montaje del programa "Ida y vuelta" se implementó en Tumaco en diciembre del año 2014. 

dimecres, 22 de maig del 2019

EL GUARDABARRERAS

EL HOMBRE QUE VE PASAR TRENES...


La imagen muestra el paso de un tren de carbón en la estación de Aracataca en horas de la tarde. 

Fotografía de Edmon Castell


En la secuencia de fotografías traté de atrapar el movimiento del tren. Mi intención era resaltar el contraste entre el movimiento del tren con la inmovilidad de la persona que está en el primer plano, el guardabarreras de Aracataca.

El niño que ve pasar los trenes
La escena de un hombre que mira pasar los trenes me hizo aflorar algunos recuerdos de mi niñez: Nací en un pueblo muy pequeño que estaba partido por la mitad por el ferrocarril. Y me acuerdo también que perdía muchas horas viendo pasar los trenes... Es posible que de aquella época surgiera una cierta aptitud, o defecto, para dejarme caer en la "melancolía" y tristeza, un estado de ánimo que personalmente nunca asocio, en contra de lo que se suele pensar, como "añoranza de pasado", sino más bien como "nostalgia de futuro". 

El tren, como si fuera una máquina del tiempo para viajar al futuro, me hacía añorar lugares e historias "contrafactuale"s. Y en este sentido, frente muchas opiniones vertidas en las conferencias en contra de la labor que desempeñamos los historiadores, la historiografía contemporánea no sólo se fija y se concentra en el pasado ("aquello que sucedió"), sino también en las expectativas y los deseos de la gente -"aquello que podría haber sucedido"- que, de alguna manera, reflejan el programa moral de transformación social que todas las personas llevan dentro. 

Todo lo sólido se desvanece en el aire...
En fin, el desvanecimiento de la imagen del tren me hizo aflorar recuerdos personales y, por otro lado, me hizo pensar en algunos aspectos que vinculan la obra de García Márquez con procesos de modernización y cambio (como los que vivió "la zona" a principios del siglo XX y que tuvo su punto de inflexión en la "Masacre de las Bananeras" de 1928)) y corrientes de pensamiento que tratan de aprehender nuestra condición y experiencia de modernidad en la que, siguiendo la metáfora de Karl Marx de 1848, "todo lo sólido se desvanece en el aire".


MASACRE DE LAS BANANERAS

1928
El episodio conocido en Colombia como “Masacre de las Bananeras”, es un retazo poco claro del panorama de la historia social colombiana. Se inscribe en las luchas obrero–campesinas de principios del siglo XX en Colombia y se relaciona con el fortalecimiento del capitalismo a nivel mundial bajo la figura del establecimiento de industrias internacionales (para este caso particular, la empresa norteamericana United Fruit Company) que se dedicaban a la explotación agrícola de extensas zonas en Hispanoamérica.

La masacre de las bananeras, perpetrada por el Ejército Nacional de Colombia, fue durante mucho tiempo un tema evadido por la historiografía tradicional colombiana. Del mismo, no se hacía referencia en los libros de enseñanza de los colegios, siendo retomado y ahondado su estudio a partir de la década de 1970 por historiadores de corte más social. 


La memoria de este evento, sin embargo, se ha conservado para el colectivo de la nación a través de otros mecanismos como la historia oral, la literatura y la música popular, siendo objeto de múltiples interpretaciones y versiones. Existen, por tanto, muchos datos cuya exactitud no puede ser determinada, pero existe unicidad y claridad en los actores participantes del hecho y en los sucesos principales.

La exposición del 2008
La exposición “1928, la Masacre de las Bananeras”, conmemora los 80 años de la Masacre de las Bananeras, basándose en la versión que Gabriel García Márquez plasmó en su libro “Cien años de Soledad”. Esta era una invitación a conocer un poco más de la historia del país a partir de la literatura. 
La exposición trataba de fijar la mirada sobre uno de los hechos más luctuosos en la historia del siglo XX en Colombia. Uno de los más luctuosos, y seguramente uno de los más controvertidos. El número de muertos no se ha determinado y sigue siendo motivo de debate, por ejemplo.

A pesar que sobre estos hechos pesan ya más de ochenta años y a pesar de la insuficiencia de datos fiables que contribuyan a esclarecer la investigación histórica, La masacre de 1928 forma parte del imaginario colectivo de diversas generaciones de colombianos e, incluso, de más personas de alrededor del mundo.

Un imaginario social respecto un episodio histórico que se ha ido conformando, recordando y transmitiendo mediante distintas formas de expresión popular como son las canciones, la literatura –Cien Años deSoledad de Gabriel García Márquez, o La casa grande, de Alvaro Cepeda Samudio, entre otros-, o la misma tradición oral de padres a hijos.

Al parecer, más allá de las discusiones alrededor de su veracidad y exactitud, los relatos que cuentan los libros, canciones y la tradición oral alrededor la Masacre de 1928, tratan de hacer visible el pasado deunas reivindicaciones sociales que todavía se esconden entre las aguas de Ciénaga y "la zona" (bananera). Es por ello que, posiblemente, la memoria de la Masacre de las Bananeras sigue y seguirá viviendo y reelaborando las esperanzas, proyectos o desánimo de muchos hombres y mujeres que, para poder conocer, entender y avanzar, buscan dar un sentido a sus vidas.


El guión museográfico: ...Les regalamos el último minuto!
El guión de la “Masacre de las Bananeras” estuvo soportado principalmente en interpretaciones de este hecho histórico desarrolladas por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia que habían fijado su atención a como la "Masacre" se constituyó en uno de los episodios más lamentables ocurrido en el marco en las luchas sociales de los trabajadores en los años 20 en el país. Dicha masacre se llevó a cabo en la población colombiana de Ciénaga en 1928 cuando las fuerzas armadas de Colombia dispararon a un número indeterminado de manifestantes, trabajadores de la compañía bananera United Fruit Company. 

Los trabajadores de dicha compañía habían entrado en huelga un mes antes para presionar la solución de un pliego de peticiones que consideraban justas. Con este pliego, se llamaba al cumplimiento de leyes colombianas sobre el seguro colectivo y obligatorio para los trabajadores, accidentes de trabajo y habitaciones higiénicas. También se exigía aumento salarial del 50 por ciento, cesación de préstamos por vales, pago semanal, contratación colectiva y establecimiento de más hospitales. Infortunadamente, la respuesta de la compañía, fue la negación de las reivindicaciones exigidas por los trabajadores y la masacre de estos a manos del ejército colombiano que actuó en complicidad con la compañía.


Sobre la United Fruit Company
La United Fruit Company, creada en Boston en 1899, llegó a la zona bananera del Magdalena a comienzos del siglo XX, constituyéndose en una de las compañías norteamericanas bananeras que operó con gran éxito en el país a inicios de siglo. Dicha compañía aceleró una impresionante concentración de tierras, avanzando sobre pequeños, medianos y grandes propietarios. La rápida hegemonía de esta corporación en la producción y exportación bananera se hizo cada vez más manifiesta. Su monopolio fue tal que llegó a controlar cerca de 60.000 hectáreas de las cuales, aproximadamente una cuarta parte se destinaban a la producción bananera, de acuerdo con los intereses comerciales de la compañía.

El conflicto laboral que dio origen a la “Masacre de las Bananeras” dejó ver las difíciles condiciones en que se encontraban los trabajadores de la compañía norteamericana y el gran emporio que esta había construido en los pocos años que llevaba operando en el país. La UFCO tenía su ferrocarril, su red telegráfica, su sistema de irrigación, sus tiendas de mercadeo y se reservaba así mismo, el derecho de decirles a los productores colombianos que cantidad de fruta les recibía, a que precio se les pagaba y en cuales condiciones se les transportaba. Asimismo, la política laboral de la UFCO no podía ser más ilegal, pues recurriendo a contratistas no contrataba directamente al personal, y así cuando se presentaba una reclamación por salario y por prestaciones, la empresa se declaraba ajena al problema. Por tanto, en la huelga de 1928, el pliego de peticiones radicaba en que la compañía reconociera que tenía trabajadores, mejorara los jornales y celebrara no contratos individuales sino convenciones colectivas, implicando esto el reconocimiento de la existencia del sindicato.



La situación que desencadenó la masacre respondió a la acción irresponsable de las fuerzas armadas y a la negativa a las reivindicaciones de los trabajadores dada por la UFCO. En la noche del 5 de diciembre de 1928 corrió el rumor de que el gobernador iría a entrevistarse con los trabajadores para buscar solución al paro, pero este nunca llegó. Por su parte, el gobierno central expidió un Decreto Legislativo que declaraba el estado de sitio en la zona por turbación del orden público y designaba al General Cortez Vargas, jefe civil y militar de la zona. Éste, una vez posesionado expidió a las 11 y media de la noche el decreto que ordenaba disolver "toda reunión mayor de tres individuos" y amenazaba con disparar "sobre la multitud si fuera el caso". 


En consecuencia, a la 1 y media de la madrugada del 6 de diciembre formó a la tropa delante de los concentrados en Ciénaga. Luego de leer los respectivos decretos y de conminar a la multitud a retirarse, dio un plazo de cinco minutos. Para el general Cortez Vargas, la huelga en la zona bananera era un acto subversivo propiciado por agitadores comunistas y anarquistas y de allí que la respuesta del establecimiento fuera la más pertinente. El tratamiento que dio el Gobierno y la UFCO al conflicto laboral puso en evidencia la connivencia de las autoridades gubernamentales y la empresa norteamericana, dejando ver como el establecimiento lejos de amparar a sus ciudadanos se ponía a favor de los intereses de la compañía, suministrándoles fuerza pública para reprimir a los trabajadores. 

Los sobrevivientes de la matanza que fueron alrededor de 600 fueron detenidos y llevados a los consejos de guerra y de ellos 136 recibieron condenas de prisión que llegaron hasta los 25 años. 

La denuncia de la masacre
Jorge Eliécer Gaitán quien hacia 1929 era un joven político liberal representante a la cámara por Cundinamarca fue quien por primera vez denunció la masacre ensombrecida por el establecimiento. 


Gaitán viajó a la zona bananera para investigar las actividades del gobierno y el ejército durante la huelga realizada por los trabajadores. Indagó y luego de un denso y decisivo acopio de pruebas denunció como el gobierno nacional se plegaba a los caprichos de la compañía, la administración departamental y municipal cumplía sus órdenes y los políticos y jueces rivalizaban en amparar sus intereses. 

Gaitán denunció como el ejército estaba a órdenes de la United Fruit Company, como estos a su vez cobraban impuestos forzosos a los pobladores de la zona, y responsabilizó por tanto al gobierno de la masacre. Sus críticas al imperialismo representado en la compañía fueron certeras, evidenciando la forma como esta compañía además de mantener a sus trabajadores en unas condiciones muy precarias de salud, vivienda y jornales, se valía de todos los recursos para impedir la competencia y monopolizar el mercado del banano.

El impacto de las denuncias de Jorge Eliécer Gaitán fue contundente en la política nacional. Luego del debate en la Cámara se dictó una ley que revisaba las sentencias y acordaba la libertad de los condenados que habían sido sentenciados en los consejos de guerra que siguieron a la masacre. Las luces que arrojó Gaitán sobre un acontecimiento que evidenciaba las profundas problemáticas del régimen conservador, aunado a su explicita defensa de los trabajadores y a las acusaciones contra el imperialismo generó una profunda simpatía por parte de los trabajadores. Estos empezaron a identificar a Gaitán como un joven político liberal defensor de las clases oprimidas quien desde la Cámara de Representantes defendía los derechos de los trabajadores. 



Fotografía de F. Castaño
El olvido
“La Masacre de las Bananeras” pronto fue olvidada, desconociéndose la gravedad de uno de los acontecimientos más lamentables de la historia laboral de los años 20. El número real de muertos se desconoce, este fluctúa dependiendo de las fuentes que se consulten. Para el establecimiento fueron 9 los muertos, pero para los que vivieron dicha situación el número de muertos es de cientos e incluso de miles. 


Gabriel García Márquez y Álvaro Cepeda desde la literatura nos mostraron su versión de la masacre, ayudándole a la memoria colectiva del país a no olvidar, manteniendo viva la memoria sobre este luctuoso hecho.




La dirección del montaje museográfico y escenografía de la exposición 'Masacre de las Bananeras' en el Claustro de San Agustín de la Universidad Nacional de Colombia estuvo a cargo de Edmon Castell, geógrafo y museólogo, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.

Año de realización del montaje: 2008






SUEÑO EN RIESGO

"Sueño en riesgo" en el Claustro (Edmon Castell). 2007
SUEÑO EN RIESGO LLEGA AL CLAUSTRO DE SAN AGUSTÍN

Sueño en riesgo fue la primera exposición que se implementó, en el año 2007, en el Claustro de San Agustín como sede de un Sistema de Patrimonio y Museos (SPM) de la Universidad Nacional de Colombia.

Antes de instalarse en el Claustro de San Agustín, la exposición fotográfica Sueño en riesgo, junto con el informe Vivir con miedo que la acompañaba, había recorrido varias ciudades en Colombia (Cali, Cartagena, Cúcuta, Manizales, Medellín, Pereira, Santa Marta, Sincelejo, Villavicencio) y otros países del mundo (Holanda, Canadá, Inglaterra, España) presentando imágenes de una problemática a la que posiblemente no se le prestaba suficiente atención: el ciclo de violencia y del desplazamiento forzado.

"La gente de Bogotá y de las ciudades importantes todavía no se da cuenta de lo que ocurre en las regiones", afirmaba Juan Felipe Espinosa Asistente Coordinación Internacional de MSF
Estructurada en tres etapas, el recorrido por las fotografías de Jesús Abad Colorado (Colombia), Dana Lixenberg (Holanda) y Stephan Vanfleteren (Bélgica) refleja las condiciones de vida de los civiles bajo la amenaza constante de la violencia, la miseria del desplazamiento hacia zonas urbanas y el desafío del retorno a la nada.

Médicos Sin Fronteras (MSF) reclamaba por medio de esta exposición una mayor atención a las víctimas del conflicto armado, a la vez que denunciaba la falta de acceso de las poblaciones aisladas a los servicios de salud básica y atención psicológica. Para su montaje y exhibición en el Claustro de San Agustín, el SPM contó con el apoyo del Doctorado Interfacultades de Salud Pública y el IEPRI de la Universidad.


El montaje en el Claustro
"Para Médicos sin Fronteras es una oportunidad invalorable poder colaborar con la Universidad Nacional de Colombia en esto y tener un espacio como el Claustro de San Agustín, renovado, y poder mostrar las fotos aquí. Es un hecho invaluable. Hemos llevado esta muestra a todo el país, en distintas ciudades, y la hemos llevado fuera de Colombia. Poder tenerla en Bogotá, en un lugar como el Claustro, es esencial", afirmaba el coordinador de MSF.


El montaje museográfico, implementado en el primer piso del Claustro de San Agustín, estaba dividido en tres ámbitos: El primero, con el título de "Bajo amenaza constante", mostraba el trabajo que el fotógrafo Abad Colorado había realizado en el municipio de La Gabarra. En este parte de la exposición, según Juan Felipe Espinosa, se muestra "el acoso constante en que viven las poblaciones asediadas por el conflicto armado sea el actor que sea". 

El segundo ámbito, bajo el nombre "La miseria del desplazamiento" exhibía parte de la obra de Dona Lixemberg que había realizado en su estadía en algunos barrios de invasión en Sincelejo e hizo un trabajo fotográfico de las vicisitudes de sus habitantes. El tercer ámbito, titulado "Retorno a ninguna parte", se organizaba en torno al trabajo fotográfico que Stephen Van Fleteren había realizado en el municipio de Saiza, en el departamento de Córdoba.
"Esta exposición es "muy sabia" debido a que la violencia, como con otras cosas de la vida, se puede utilizar mercantilmente, incluso, diría, que se hace pornografía con este tema. En cambio, esta exposición me parece muy respetuosa y recoge por una parte expresiones clarísimas del enorme dolor que la violencia ha traído", afirmaba en el 2007 el profesor Saúl Franco, Director del Doctorado Interfacultades de Salud Pública de la UN.
La pieza de comunicación de la exposición Sueño en Riesgo es accesible a través del Repositorio Institucional SINAB.
"Me encantó la muestra que hay en la sala, no sólo la calidad de la fotografía sino la manifestación de la realidad actual de la población nuestra en cientos de sectores del país”. Comentario anónimo en la bitácora de visitantes. 28 de Diciembre de 2007

La dirección del montaje museográfico y escenografía de la exposición 'Sueño en riesgo' en el Claustro de San Agustín de la Universidad Nacional de Colombia estuvo a cargo de Edmon Castell, geógrafo y museólogo, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.

Año de realización del montaje: 2007

dimarts, 14 de maig del 2019

TRIANA EN EL SALTO

LA EXPOSICIÓN 'JOSÉ JERÓNIMO TRIANA, HEREDERO DE UNA TRADICIÓN BOTÁNICA', LLEGABA EL 2014 A LA CASA MUSEO DEL SALTO TEQUENDAMA
"Triana, heredero de una tradición botánica". 2014

La exposición “José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica”, fue inaugurada en la Casa Museo del Salto del Tequendama, a las afueras de Bogotá, en junio del 2014 con la presencia de aproximadamente 30 líderes comunitarios de diferentes localidades.

Sin duda, José Jerónimo Triana fue el botánico colombiano más importante del siglo XIX. No obstante, pese a que sus trabajos sobre la flora del trópico constituyen un patrimonio único y excepcional, son poco conocidos fuera de la academia. 


Precisamente por ello, la Universidad Nacional de Colombia intentó revertir esta situación por medio de la exposición “José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica”.

“Triana conecta con la Expedición Botánica”, asegura Edmon Castell, director de Museos y Patrimonio Cultural (SPM), para indicar que este científico da continuidad a la tradición iniciada por José Celestino Mutis. Triana formó parte de la Comisión Corográfica, empresa científica que se encargó de describir al país desde el punto de vista geográfico, social y cultural; y mientras vivió en París dio a conocer la biodiversidad colombiana en los círculos científicos europeos.


El legado de Triana
“Su principal legado, en términos patrimoniales, está en el reconocimiento y afirmación del país en su biodiversidad, mediante la elaboración de un gran inventario y la catalogación de plantas del trópico, que se recoge en su Prodromus, obra que ofrece un extraordinario panorama de la variedad de familias y especies vegetales con que cuenta el país, algunas de las cuales están extintas o en peligro de desaparecer”, resaltó la investigadora Ruth Acuña en la inauguración.

“La presencia de los líderes es evidencia de un proceso de empoderamiento con el Museo [de la Casa Museo del Salto Tequendama]”, expresó María Victoria Blanco, de la Fundación el Porvenir, organización que gestiona la recuperación de esta emblemática zona del río Bogotá. “Este es un homenaje a Triana, pero también al profesor Santiago Díaz Piedrahita, uno de los botánicos más importantes del siglo XX, quién falleció el pasado mes de marzo”, agregó.

La exposición presenta una mirada múltiple de este experto y explora sus facetas como científico, médico y cónsul. Ello, para “mostrar su carácter pionero y moderno. Él conjugaba la pasión por conservar y divulgar [...] La suya era una actitud moderna”, explica el profesor Castell. El continuador de Mutis.

Precisamente, la exposición "José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica" presentaba una mirada múltiple de este experto y explora sus distintas facetas como científico, médico y cónsul.

José Jerónimo Triana, 1828-90
“José Jerónimo Triana nació en Bogotá un 22 de mayo de 1828. Su nacimiento se produjo doce años después de darse por finalizada la Expedición Botánica y veinte después de la muerte de Mutis. De alguna manera, Triana habría de ser su continuador, si por ello se entiende su entera dedicación a la botánica”, aseguraba Ruth Acuña Acuña. Pero, de acuerdo con la investigadora, paradójicamente Triana no tuvo noción de la magnitud del trabajo de Mutis hasta que en 1866 visitó el Real Jardín Botánico de Madrid, en España, donde actualmente se encuentran las láminas de la expedición. 


“Los conocimientos de Triana provienen, en sus primeros años, de Francisco Javier Matís, destacado pintor de flores de la expedición y botánico a fuerza de curiosidad, y de algunas lecciones recibidas por el profesor Francisco Bayón”, puntualizó Acuña. 

Integrante de la Comisión Corográfica
Su aprendizaje se consolida con su participación, en 1851, en la Comisión Corográfica (1850-59). Allí, fue contratado para examinar, clasificar y dar el nombre a las plantas coleccionadas en los recorridos trazados. También debería realizar un herbario con sus respectivas catalogaciones. El experto bogotano hizo parte de la Comisión hasta 1856. Según el profesor Santiago Díaz Piedrahita, entregó al gobierno nacional más de 50.000 registros por especie, a aproximadamente 8.000 números de colección. 

El herbario comprendía 38 volúmenes de especímenes, acompañados por un catálogo de 196 páginas con descripciones completas y tablas de clasificación. Estos materiales fueron el insumo principal para que, por gestiones del padre Enrique Pérez Arbeláez, se creara el Herbario Nacional Colombiano y el Instituto de Ciencias Naturales de la UN.

La vida en París
En 1857, el gobierno nacional le ofreció a Triana un trabajo en Europa por dos años. Allí se encargaría de dar a conocer los productos naturales y la flora colombiana, además de elaborar una publicación sobre las plantas útiles de la Nueva Granada y su aplicación en la medicina, la industria, las artes y el comercio.


 El experto se dio cuenta que faltaba mucho trabajo previo para cumplir con las obligaciones contraídas con el gobierno. Entonces, tuvo que comenzar desde ceros, pero en Bogotá lo presionaban para que cumpliera los plazos. Esto hizo que mientras realizaba un trabajo de investigación y publicaciones en francés, que le valió reconocimiento en la comunidad científica europea, le retiraban por prolongados períodos de tiempo los apoyos económicos necesarios para sobrevivir.

Fue así como se dedicó a la industria farmacéutica aprovechando sus amplios conocimientos. “Su familia logró sobrevivir gracias a la venta de los remedios que Triana elaboraba con flora del trópico y de parches para la curación de heridas y callos. Sus fármacos pronto adquirieron renombre”, explicó la investigadora Ruth Acuña. La situación familiar mejoró cuando en 1874 le ofrecieron el consulado de Colombia en París, cargo que ocuparía hasta su muerte, el 30 de octubre de 1890.

Un montaje del programa Ida y vuelta
La exposición "José Jerónimo Triana, heredero de una tradición botánica" fue un proyecto museográfico desarrollado por el Instituto de Ciencias Naturales (ICN), el Archivo Central e Histórico (DAC) y el Sistema de Patrimonio y Museos (SPM) de la Universidad Nacional de Colombia.

El montaje de esta exposición en la Casa Museo del Salto Tequendama hizo parte del programa Ida y Vuelta, un programa de itinerancia y montaje de exposiciones implementado por el SPM..

"Ida y vuelta" respondía no sólo a un modelo de gestión descentralizado del patrimonio cultural sino también a un modelo interpretativo que, en el medio plazo, trató de generar y desarrollar una cultura para los museos de la UN con una personalidad propia.

El programa de itinerancia de exposiciones que, entre el 2008 y el 2014, impulsó el Sistema de Patrimonio y Museos de la Sede Bogotá entre el 2009 y el 2014, se convirtió, de facto, en un nuevo modelo de gestión que operaba con el rico y relativamente desconocido patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia, recomponiendo algunos de sus elementos en formas nuevas y lo redireccionaba hacia nuestro presente.

En total, entre 2008 y 2014, se implementaron 164 montajes museográficos en espacios no convencionales en distintos municipios de Colombia y Perú.

Pensado como una “utopía práctica”, el despliegue progresivo del programa "Ida y vuelta", más allá de los más de 150 montajes en Colombia, se tradujo, sin duda, en una mayor incidencia social, visibilidad, institucionalización, gobernabilidad así como articulación del rico y diverso patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia..

El último montaje del programa "Ida y vuelta" se implementó en Tumaco en diciembre del año 2014.



UNA COLECCIÓN ERRANTE

EL MUSEO DE REPRODUCCIONES ARTÍSTICAS

En 1927 llegaron a Bogotá con destino a la Escuela de Bellas Artes los grabados y yesos de lo que en ese entonces se denominó Museo de Reproducciones Artísticas. La formación de tal museo, hoy inexistente pero convertido aparentemente en una colección del Museo de Arte de la Universidad Nacional, fue una iniciativa del pintor Roberto Pizano. 



Historia de una colección errante
La colección Pizano, compuesta por grabados y yesos traídos de Europa a finales de los años '20 del siglo pasado, fue declarada Bien de Interés Cultural en 2002 gracias a la gestión de la profesora María del Pilar López.

Para poner en valor esta colección, el Sistema de Patrimonio y Museos (SPM) a finales del 2009 implementó una exposición que buscaba ubicar la figura y la persona de Roberto Pizano (1896-1929) en su contexto cultural para, más allá de una apreciación estética, captar y aproximarse a un momento histórico en el que la Universidad Nacional de Colombia trató de construir políticas culturales y una capacitación en Historia del Arte.

La exposición mostraba, con imágenes y documentos originales que la División de Archivo se ha encargado de conservar, la llegada y errancia de la colección Pizano en el campus.


Montaje en la Biblioteca Central. 2009
Itinerancia de la exposición
Esta exposición fue organizada por dependencias como Unimedios, el Museo de Arte, la División de Archivo y Correspondencia (DAC) y el Sistema de Patrimonio y Museos (SPM) de la Universidad Nacional de Colombia. 

El diseño, montaje y divulgación del trabajo de Roberto Pizano no hubiera sido posible sin el papel que el Archivo había venido desempeñando durante años en la UN en cuanto a la recuperación, organización, preservación y posterior divulgación del patrimonio documental de la Universidad en su Sede Bogotá. Gracias al esfuerzo concertado con el Sistema de Patrimonio y Museos, esta documentación pudo ver la luz en el año 2009.

Es por ello que la exposición fue instalada, además de en la Biblioteca Central, en el Archivo de la Universidad Nacional de Colombia.

La dirección del montaje museográfico y escenografía de la exposición 'La colección Pizano. Museo de reproducciones artísticas' en la Biblioteca Central estuvo a cargo de Edmon Castell, geógrafo y museólogo, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.


Año de implementación: Junio de 2009

dilluns, 13 de maig del 2019

UN DÍA EN EL DESIERTO

"Desierto de la Tatacoa". 2012 (Felipe Castaño)
UN DÍA EN EL DESIERTO DE LA TATACOA

“El Valle de las Tristezas”, llamado así por los rastros de deterioro que observó Jiménez de Quesada en 1538, o más comúnmente conocida como “La Tatacoa”, por la presunción de abundantes serpientes tipo cascabel; no es un desierto como tal sino un Bosque Seco Tropical.

Precisamente, los matices de este bosque árido son los que se desean mostrar a través de una serie de fotografías. Así, esta acerca a los visitantes a esos 330 kilómetros cuadrados de tierra erosionada de color ocre y gris que alberga poca vegetación herbácea y en la que, sin embargo, habitan reptiles, aves, roedores y arácnidos. De esta forma, las paredes y pisos de la sala de exhibición del Claustro San Agustín sirven para hacer un recorrido visual a través de este paisaje y así contextualizar a los asistentes. El objetivo de los organizadores de la exposición es que se camine y se lea el paisaje.

La profesora del Instituto de Ciencias Naturales de la UN Yaneth Muñoz Saba, que adelantó una tesis doctoral sobre el tema, cuenta: “lo que queremos mostrar no es solamente el desierto como la gente lo conoce, sino las diferentes gamas y coloraciones que tiene y la vida que se encuentra en él”.

La exposición comprende 43 fotografías de una de las regiones fosilíferas más importantes de Suramérica. “La exhibición aglutina el esfuerzo de biólogos, fotógrafos y museólogos para reivindicar el papel patrimonial que tiene el paisaje; en consecuencia, es un paso más que trata de hacer el sistema de museos para crear mayor conciencia sobre el patrimonio ambiental y natural que tienen los colombianos”, aseguró Edmon Castell, director del SPM.

El desierto de La Tatacoa, se encuentra enmarcado en su flanco occidental por El Río Grande de la Magdalena y en el oriental por el río Cabrera; también lo irrigan grandes quebradas como son Las Lajas, La Venta, La Tatacoa, Cabuyal o Los Hoyos, Chunchulla y Arenoso.





La dirección del montaje museográfico y escenografía de la exposición 'Un día en el desierto de la Tatacoa' en el Claustro de San Agustín estuvo a cargo de Edmon Castell, geógrafo y museólogo, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.


Año de implementación: Junio de 2012

MEMORIA VIVA

"Memoria viva del HSJD". Facultad de Medicina. 2013
 MEMORIA VIVA DEL HSJD

"Memoria viva del HSJD" fue una exposición que organizó el Museo de Historia de la Medicina (MHM) en el año 2006 para vindicar la memoria del Hospital San Juan de Dios (HSJD).

Como resaltaba Mario Hernández, director del Museo de Historia de la Medicina, el Hospital San Juan de Dios y el Instituto Materno Infantil ocuparon un lugar fundamental en la historia de Colombia. 


En estos hospitales recibieron atención médica generaciones enteras de colombianos y colombianas, tanto de Bogotá como de otras regiones del país.

En sí mismos constituyeron un valioso capital social de todo el pueblo colombiano. Con el nombre genérico de Hospital San Juan de Dios, fueron el escenario de formación de profesionales de la salud y permitieron el desarrollo científico y tecnológico nacional en materia de salud, en su calidad de centros académicos vinculados a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, desde su fundación en 1867.

Detenido en el tiempo...
La época gloriosa del San Juan de Dios posiblemente ha quedado en la memoria de muchas personas que recibieron de él todos sus beneficios. Hoy se encuentra detenido en el tiempo, a punto de sucumbir...

La Decanatura de la Facultad de Medicina, con el apoyo de la Vicerrectoría de la Sede de Bogotá, el Centro de Estudios Sociales de la Facultad de Ciencias Humanas y el Museo de Arte de la Universidad Nacional, quisieron hacer un aporte a la recuperación del HSJD con un proyecto museográfico.

Se trataba de una exposición que mostraba el ayer, el hoy y el mañana del Hospital San Juan de Dios se buscaba sensibilizar a la comunidad universitaria sobre su importancia histórica y actual a partir de parte del legado y patrimonio cultural que conserva en el Museo de Historia de la Medicina. Era un paso dentro de los esfuerzos colectivos para su recuperación definitiva.

La primera exposición del SPM
Más allá de su dimensión museográfica, Memoria viva del HSJD puede considerarse que fue la primera exposición piloto del Sistema de Patrimonio y Museos (SPM) que, entre 2007 y 2014 -antes de su "borrado" y desmantelamiento museológico-, trató de impulsar una nueva cultura museal en la Universidad Nacional de Colombia.

La exposición tuvo dos montajes en el vestíbulo de la Facultad de Medicina. La primera instalación se implementó en el año 2006, mientras que el segundo montaje tuvo lugar en el 2013.

diumenge, 5 de maig del 2019

ELEMENTOS DEL CRIMEN

ELEMENTOS DEL CRIMEN



Elementos del crimen fue una exposición, implementada por el Sistema de Patrimonio y Museos en el año 2012, para interpretar los inicios de la profesionalización de la criminalística y las ciencias forenses que se registraron a partir de la tercera década del siglo XX en Colombia.
"Yo le consultaba algún dato y no me decía. Siempre me mandaba a la biblioteca para que investigara", rememora Garavito sobre su padre.
En esta década persistía la preocupación y necesidad académica de estudiar el delito y sus implicaciones penales. Esto, altamente influenciado por Jorge Eliecer Gaitán quien luego de haber estudiado en Roma con Enrico Fermi, al regresar a Colombia, aportó discusiones y nuevos enfoques relevantes acerca de temas como criminalística, el derecho Penal y sociología del crimen.

Elementos del crimen. 2012



En este panorama, José María Garavito Baraya y la Universidad Nacional de Colombia desarrollaron elementos de investigación y herramientas importantes hacia la profesionalización de la Criminalística y las Ciencias Forenses. 

El Museo de Ciencias Forenses es una colección museográfica de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la UN al servicio de la sociedad y su desarrollo; busca difundir el legado del Profesor José María Garavito Baraya y el patrimonio científico relacionado con las Ciencias Forenses en Colombia.

La pieza de comunicación de la exposición Elementos del crimen está disponible en el repositorio institucional de la Universidad Nacional de Colombia.

(en desarrollo...)

"Elementos del crímen" (Felipe Castaño). 2012


La dirección del montaje museográfico y escenografía de la exposición 'Elementos del crimen' en el Claustro de San Agustín estuvo a cargo de Edmon Castell, geógrafo y museólogo, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.

Año de realización del montaje: 2012

UNA PÁGINA "DOBLÁ"

Claustro de San Agustín. 2014
SOBRE "BORRADOS DE MEMORIA"...
TAMBIÉN EN LA UNIVERSIDAD

En el año 2014, la Vicerrectoría de Sede Bogotá decidía desactivar el Sistema de Patrimonio y Museos...

El modelo de gestión del SPM que operó entre el 2007 y 2014 en la sede Bogotá se basaba en sistema descentralizado de museos y colecciones museográficas universitarias. 


Un sistema museal pensado, bajo el paradigma de la gobernanza cultural, como un espacio de colaboración y comunicación permanente entre los museos y sus operadores, que trató de aunar esfuerzos, intercambiar experiencias y optimizar recursos. 

A través de distintas actuaciones y programas públicos (exposiciones, itinerancias, publicaciones, etc.), el SPM trató de dar a conocer el patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Colombia para convertirse, más allá de las aulas y laboratorios del campus, en un punto de encuentro entre docentes, estudiantes, instituciones académicas y culturales, actores sociales y ciudadanos.

Desde su activación como proyecto de inversión en 2007, el desarrollo y articulación del SPM) enfrentó el reto de conciliar la generación, gestión y optimización de los relativamente escasos recursos con la misión de asegurar un servicio público cultural de calidad accesible para la mayoría de la población, universitaria y no universitaria.

Como una experiencia de organización, el SPM trató de superar la tradición de parcelación de temáticas de los museos universitarios. Al articular sinergías y aprovechar recursos, el SPM contribuyó a diluir, y hasta romper de alguna forma, el tradicional aislamiento y marginalidad museal que han caracterizado a la UN.



El Sistema de Patrimonio y Museos en Tumaco. 2014
En este sentido, el SPM respondió no sólo a una búsqueda de una gestión descentralizada del patrimonio cultural universitario, sino también a un marco interpretativo y a una estrategia de activación patrimonial que, en el mediano plazo, generó y desarrolló una cultura propia para los museos de la Universidad. Una nueva cultura organizativa que, sin duda, a nivel museal le permitió posicionar y ampliar, tanto a escala geográfica como social y académica, la capacidad operativa de la UN.

A pesar de su corta trayectoria, la acción cultural desarro
llada por el Sistema de Patrimonio de Museos constituye, sin duda, una página "doblá"...

[continuará...]